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Paseos y excursiones en Iruya

Parque Nacional Baritú

Espesamente trazado por verdes, con algunos detalles en marrón, el Parque Nacional Baritú, extiende sus más de 72 mil hectáreas hacia el norte de la provincia de Salta, en el límite de la frontera con Bolivia. Creado en 1974 con el objeto de preservar un sector de nuboselvas prácticamente virgen debido a su inaccesibilidad y relieve abrupto, obtiene del Trópico de Capricornio el privilegio de ser el único parque tropical de Argentina.

El Cerro de Las Pavas y el Cerro Negro enmarcan con su imponente altura el territorio del Parque Nacional Baritú; mientras numerosos cursos de agua lo atraviesan y componen. Entre estos se hallan los ríos Porongal y Pescado, que desaguan en el río Bermejo, y el río Lipeo situado al norte. Denso, difícilmente penetrable, y casi inesperado en territorio salteño, este parque constituye el reservorio de selva de montaña más septentrional del país.

Debido a sus particularidades climáticas, Baritú ostenta el desarrollo de una serie de disímiles franjas de vegetación, compuesta básicamente por Selva de Transición, Selva Montana, Bosque Montano, Prado Montano. Se destaca en el área la existencia de un helecho arborescente, así como la presencia de la maroma, una especie que puede germinar sobre otro árbol, y de los cedros salteños que alcanzan tamaños soberbios.

En los espacios más húmedos aparecen bosquecillos de mirtáceas con horco molle, mato, güili, y otras; mientras que la selva basal se encuentra representada por bosques de tipas, pacaráes, cebiles, tarcos y cochuchos; y en las costas de ríos y arroyos, crecen árboles de pequeña estructura como la tusca y el pájaro bobo, y arbustos como la trementina.

Se diferencian al interior del parque tres tipos de bosques: los de Pino del Cerro –única conífera del noroeste argentino-, los de Aliso y los de Queñoa, que si bien pueden estar entremezclados, con frecuencia conforman comunidades puras.

El Parque Nacional Baritú resguarda varias especies en peligro de extinción como lo son el yaguareté, que ha encontrado en este territorio uno de sus hábitat de subsistencia; el águila poma, un enorme rapaz que lucha por su supervivencia; y el huemul del norte, puesto en riesgo por su calificación como preciado trofeo de caza.

El gato onza u ocelote es otro de los felinos que residen en el área. Tapir, pecarí del collar, zorro del monte, coatí, agutí y mono cai, constituyen una parte significante de la población mamífera del lugar. En tanto que, en los pozones de agua transparente que se forman en cercanía a los ríos, habitan bogas y sábalos, y también carnívoros acuáticos como el lobito de río y el mayuato u osito lavador. En estos ambientes se encuentran también el mirlo de agua, que reside en las rocas, y el yapú, que construye nidos colgantes.

Integran también la fauna de Baritú, murciélagos, ranas marsupiales, y más de 200 especies de aves.

Parque Nacional Baritú
Finca El Potrero

Su propuesta turística ofrece la oportunidad de experimentar un encuentro cultural, compartiendo con los habitantes de la comunidad indígena del Pueblo Kolla sus costumbres, comidas, historias, preocupaciones y sueños.

Lo que puede disfrutarse aquí son actividades de Ecoturismo Cultural orientadas a rescatar las tradiciones y mantenerlas.

Esto es parte de un proyecto regional realizado a partir de la iniciativa de las propias comunidades, financiado por un crédito del Banco Mundial (Proyecto DCI, Desarrollo en Comunidades Indígenas), y administrado por el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

Finca El Potrero
Ruinas de Titiconte

Muy importantes desde el punto de vista arqueológico, las Ruinas Indígenas de Titiconte no son sino magníficas construcciones semisubterráneas influenciadas por las inclemencias climáticas.

Constituyen uno de los atractivos más significantes de la zona de Iruya, tentando a su descubrimiento a numerosos turistas.

Se accede a ellas a través de una senda de difícil acceso, extendida a lo largo de unos 7 Km.

Ruinas de Titiconte
San Isidro de Iruya

Capaz de asombrar las miradas con su colorido paisaje, el pueblo de San Isidro aparece como uno de los principales atractivos de la cartelera turística de Iruya.

Aún más apartado del mundo que la cabecera departamental, constituye todo un desafío alcanzarlo, cosa que puede hacerse a pie o en vehículos 4x4, bajo la siempre presente recomendación de no prescindir de guía en esta travesía que ya ha extraviado a numerosos turistas.

De Iruya a San Isidro, en camioneta, se llega en una media hora, atravesando un camino cuyas rocas suelen ser tan grandes que imposibilitan el paso de los enérgicos todo terreno, debiendo ser corridas para poder continuar la marcha.

San Isidro de Iruya
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