Solar elegido por Hernando de Lerma para fundar la ciudad en 1582. Está delimitada por la calles Zuviría, Caseros, Mitre y España: concentra alrededor de ella algunos de los más significativos edificios de la ciudad y es la única plaza del país rodeada por recovas.
Destaca en ella un Monumento al General José Antonio Alvarez de Arenales, que acompañara a San Martín en la gesta libertadora. Alrededor del monumento se observan catorce musas que representan las provincias de la nación argentina.
A uno de los lados de la Plaza 9 de Julio se encuentra la Catedral Basílica. Construida a partir de 1858, y finalizado en 1882, posee un altar laminado en oro. Allí se encuentran las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, patronos de la ciudad, que datan de los tiempos de la primitiva iglesia matriz. También se encuentra el Panteón de las Glorias del Norte, donde reposan- entre otros- los restos del General Güemes, héroe de la Guerra de la Independencia de la Corona Española.
El Cabildo albergó al gobierno del Virreinato desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX. Luego se convirtió en la sede del gobierno provincial hasta fines del mismo siglo. Su construcción se concretó el mismo día de la Fundación de Salta, el 16 de abril de 1582, por el fundador de la ciudad, Don Hernando de Lerma, para asiento de las autoridades de Salta del Tucumán. El lugar elegido fue la esquina sur frente a la plaza principal.
Al remontar los tiempos de la fundación de la ciudad, el Cabildo conserva aún su estructura original y los vestigios de la historia transcurrida en sus muros. Aunque ha sufrido varias modificaciones (en 1676 se decidió mejorar la edificación, en 1783 se hace una primera reconstrucción, y la más moderna es la realizada en 1945) es el más completo y mejor conservado de la Argentina.
Es la actual sede del Museo Histórico del Norte, un austero y equilibrado conjunto de salas, ordenado en torno a dos patios. Conjuga las expresiones populares españolas con formas reelaboradas en América, como las ménsulas con ángeles tallados en madera, que caracterizan la fachada principal.
De fino estilo gótico, la antigua Iglesia de la Merced es uno de los templos que manifiestan su historia en pleno centro de la ciudad. En su interior, se encuentra la cruz que hizo colocar el general Manuel Belgrano, otro héroe de la independencia, en el Campo de Honor, donde yacen los caídos en la batalla del 20 de febrero de 1813.
Uno de los más destacados exponentes del patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad es, sin duda, la Iglesia y Convento de San Francisco. Edificado en 1625, tenía paredes de adobe y techo de barro y paja, fue reformado en 1882, cuando se inauguró la torre que acompaña al templo, una de las más altas de Sudamérica con 53 metros de altura. Consta de ocho altares laterales y en ella se guarda una notable imagen de San Pedro Alcántara, esculpida por el artista Alonso Cano.
El Convento San Bernardo fue en principio la Ermita de San Bernardo, patrono de Salta en sus albores. En 1586 se levantó un edificio contiguo, destinado para hospital, bajo el nombre de San Andrés. Sólo en el año 1726 quedó en condiciones de ser habilitado. Su magnífico portal de algarrobo fue tallado por los aborígenes en 1762. En 1846 se convirtió en el actual monasterio con el nombre de Nuevo Carmelo de San Bernardo.
Una de las más antiguas casas salteñas. En ella vivió en la primera mitad del siglo XIX el mariscal Juan Antonio Alvarez de Arenales. Allí, también, nacieron dos presidentes de la república, integrantes de la familia Uriburu, propietaria de la casa. La vivienda se organiza alrededor de dos patios. Al primero se ingresa por un gran portón para carruajes, y albergaba las principales habitaciones; el segundo patio, unido al primero por un estrecho zaguán, estaba rodeado por las habitaciones de servicio. En la actualidad, la vieja casona es un museo en donde el visitante tiene a su disposición una amplia biblioteca, y una cocina ambientada como en su época, además, de variados objetos que ilustran usos y costumbres de la época colonial. Fue construida a fines del siglo XVIII y es típicamente colonial.
Al final de la Av. San Martín con la intersección de la Av. Hipólito Irigoyen, el viajero se encuentra con este parque bellamente arbolado, en donde puede apreciar el monumento al Brigadier Arenales. Desde el parque, un teleférico asciende al cerro San Bernardo.
Por un pintoresco y sinuoso camino de 10 kilómetros, que trepa siguiendo un Vía Crucis, a pie o en vehículo, o si lo desea, mediante el teleférico que parte del Parque San Martín, se llega a la cima del cerro San Bernardo, a 269 metros de altura sobre la ciudad de Salta.
Desde la cima, el viajero tendrá una espectacular vista de la ciudad y buena parte del Valle de Lerma, y comprenderá porqué se le conoce como "Salta la linda".
En la cima hay un Cristo Redentor y una cruz. Además, dulces cascadas artificiales, y el canto de los pájaros, le darán la oportunidad de estar rodeados de naturaleza con la vista de otros cerros al frente y la ciudad a sus pies.
En 1968 abrió sus puertas el Primer Mercado Artesanal en un edificio construido a mediados del siglo XVIII, que fue sufriendo modificaciones hasta fines del siglo XIX. Esta hermosa casona, al oeste de la ciudad, alza su estructura de gruesos muros de adobe blanqueados a la cal, en un terreno situado en la base de unas suaves ondulaciones que se conocen con el nombre de lomas de Madeiro.
Esas tierras están unidas estrechamente a la historia de Salta. Las crónicas señalan que en 1583 funcionó en esos predios el primer Molino de Salta, debido a ello la casona se llamaba Alto Molino; luego fue asiento de los Jesuitas hasta 1760, y más tarde, en ese solar, trabajó la primera curtiembre salteña.
El mercado es atendido personalmente por artesanos que llegan de diferentes regiones de la provincia a exponer y vender sus trabajos de excelente calidad: en cuero, tejidos, plata, onix y cerámica.