En el centro de la ciudad de Andacollo un espacio verde despliega todo su encanto: la Plaza San Martín se aprecia en todo su esplendor recorrida por senderos bordeados por frondosos álamos y especies de coníferas. Antiguamente se encontraba cubierta por un bosque de Huingan que fue desapareciendo hasta quedar reducido al único ejemplar que se aprecia actualmente como árbol histórico.
Como en todas las localidades de Neuquén, en Andacollo también existe un lugar dedicado a la fe y la religión. La pintoresca Capilla Nuestra Señora del Rosario de Andacollo sorprende a sus visitantes con su sencillez: construida en adobe y canto rodado cuenta con un campanario de su lado izquierdo.
La región de Andacollo es conocida como la Quimera del Oro, por lo que la actividad minera fue y es aún una de las principales en la zona. Quienes trabajan en la búsqueda de los preciados metales se denominan pirquineros. Actualmente se los homenajea en el Cañadón de los Pirquineros con un conjunto de esculturas en madera que dan muestra de su actividad.
Además en este sitio se pueden observar los antiguos lavaderos de oro, los canales y todo el sistema utilizado en esta peculiar labor que llegaba a producir un gramo de oro por día, en un apasionante recorrido entre naturaleza y recuerdos de antaño.
Destacada por su actividad minera, Andacollo conserva varios lugares que dan muestra del proceso de extracción de metales en la forma artesanal. El Cañadón de los Pirquineros es un de ellos, mientras que el Bar Minero da cuenta de que entre picos y palas también había lugar para reuniones y festejos. Construido en adobe, piedra y techo de cartón, aún conserva el espíritu festivo de aquellos trabajadores.