En un rincón apacible de Buenos Aires existe un espacio tan antiguo que sus calles empedradas, sus angostas veredas y sus viejas casonas, esconden la historia del desarrollo y crecimiento de la ciudad: es el barrio de Monserrat, un lugar que se halla al oeste del puerto y que dio origen a la historia política del país.
Debe su nombre a la Virgen de Nuestra Señora de Monserrat, cuya imagen original fue ocultada de los musulmanes en las montañas de Barcelona. Cien años más tarde, cuando fue hallada, tanto la Virgen como el niño tenían un color oscuro, producto del paso del tiempo, y por ello la llamaron "La Moreneta" o "La Morenita".
De Cataluña llegó a Buenos Aires, y fue acogida por la comunidad negra que cada 8 de septiembre la paseaba en procesión.
El barrio de Monserrat también ha sido conocido con el nombre de "Barrio del Tambor", por los tamboriles que tocaban los negros porteños, que formaron distintas agrupaciones llamadas Cabunda, Banguela, Mondongo y Angola.
Desde sus orígenes, Monserrat fue un barrio español, cuyos inmigrantes se asentaron especialmente en las avenidas de Mayo, Belgrano y Rivadavia. Toda la historia de la ciudad y del país puede observarse fácilmente a la luz de sus edificios y plazas, casi todos ellos considerados hoy monumentos históricos.
Por ejemplo, Plaza de Mayo ofrece al viajero una muestra de los distintos tiempos históricos del país. Dividida al medio por la vieja Recova, que reunía a todos los vendedores en la época colonial, hubo un tiempo en que allí se realizó una corrida de toros en honor a don José de San Martín.
Desde la Plaza de Mayo se trazó la cuadrícula de la ciudad; alrededor de ella encontramos el Cabildo, cuna del gobierno en la época colonial y actual museo; la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo nacional; y la Catedral Metropolitana, construida en el siglo XVIII en estilo neoclásico, que guarda los restos del libertador San Martín.
En el centro de la plaza se observa la Pirámide de Mayo, que conmemora la Revolución de 1810.
A unas pocas cuadras, en la esquina de Alsina y Defensa, puede visitarse la Farmacia de la Estrella, con su entrada de madera y pinturas alusivas a temas de salud. En el primer piso funciona el Museo de la Ciudad.
Luego, al caminar hacia Bolívar, se llega a la Manzana de las Luces, donde el visitante no debe dejar de visitar los antiguos túneles defensivos del siglo XVIII, y la iglesia de San Ignacio.
En la plaza nace la Av. de Mayo, con sus edificaciones de espléndidas fachadas. Destaca entre ellas el legendario Café Tortoni. Esta arteria conduce hasta el Palacio del Congreso, lugar en el que sesionan durante el año los legisladores nacionales.
Actualmente, el barrio reúne importantes oficinas, entidades bancarias, cafés, hoteles, comercios y restaurantes, además es un centro cívico nacional y del gobierno de la ciudad.