es un extenso balcón al río, decorado con frondosa y colorida vegetación, curvas sinuosas, bajadas y subidas y una vista privilegiada.
Se extiende en 44 hectáreas y se escalona en tres alturas bien definidas: costanera alta, media y baja, unidas ellas por añosas escalinatas de piedras que surgen en medio de cascadas y vertientes, calles pavimentadas que permiten su recorrido en automóvil, senderos peatonales de exuberante vegetación, fuentes, parques infantiles, zonas para ejercicio aeróbico y numerosos monumentos y obras escultóricas.
Otra parte del Parque de Paraná, en costanera alta, es el Rosedal, paseo con bancos y pérgolas donde se halla un monumento a la bandera nacional Argentina y otro al Gral. San Martín (Columna del Libertador). Se destaca una bella fuente con una réplica de la Venus de Milo saliendo del baño.
es un parque de recreación, está emplazado en la zona de barrancas más altas del Paraná a más de 50 metros de altura. Es un mirador natural sobre el río, donde el paisaje cobra características muy especiales, en el predio se puede pescar, acampar, esparcirse en su polideportivo, nadar en sus piscinas (una de ellas olímpicas), practicar voley, fútbol y básquet. Sobre esta costa las aguas adquieren notable profundidad por lo que no presenta zonas habilitadas como playas.
posee una vista privilegiada, donde se puede apreciar una puesta de sol incandescente y la vista panorámica de las barrancas embellecidas por la amplia costanera. El puerto Nuevo de Paraná es también un espacio de recreación, encuentro y esparcimiento. En él se distinguen plazoletas, monumentos, prolijas y floridas rotondas, bancos, y una serie de laberínticas callecitas por donde se aconseja caminar a paso lento. También se emplazan pintorescos edificios tales como el de Prefectura Naval Argentina, la Aduana y el Ministerio de Transporte Fluvial.
Resguardo de la identidad entrerriana, este museo no podría llevar otro nombre que el del gaucho Martiniano Leguizamón, quién defendió los valores provinciales y luchó por su reivindicación. En sus 20 salas, es posible recorrer Entre Ríos y su historia a través del legado que han ido dejando sus hijos.
Las piezas históricas que ocupan cada rincón remiten constantemente al pasado relatando costumbres, creencias y estilos de vida de aquellos años lejanos. El valor histórico, testimonial, documental y bibliográfico es significativo y evidente a través de las piezas exhibidas. La colección museográfica es una de las más destacadas del país en su género, con objetos de platería criolla.
Cuenta además con Hoploteca (constituida por armas blancas y de fuego), Hemeroteca, Biblioteca (con más de 30 mil ejemplares), Mapoteca, Pinacoteca y una interesante Numismática y Medallística.
Para fomentar la participación de la comunidad, tanto local como turística, se cuenta con una sala de actos acondicionada expresamente para ofrecer de forma permanente actividades dirigidas al público en general.
Propulsor de una intensa actividad cultural, y respaldado por la Comisión Nacional de Bellas Artes, este museo expone obras plásticas a lo largo de diez llamativas salas.
Pinturas y óleos de Emilio Caraffa, Benito Quinquela Martín y Carlos Migliavaca, entre otros, embellecen los muros de este sitio para deleite de los amantes del arte. Dibujos y grabados en tinta, en carbón, xilografías y esculturas en bronce, cemento, yeso, platinado, fibrocemento, madera, mármol… de diferentes artistas, son apreciadas por entendidos y público en general.
La sala exclusiva de cuadros de Cesáreo Bernaldo de Quirós, con obras que fueron expuestas en galerías europeas y norteamericanas, otorgan una mención especial a este hombre dedicado al arte. Quirós mostró al mundo paisajes del terruño entrerriano y al gaucho que tanto caracteriza la historia de la provincia. Entre las obras que de él se exhiben, destacan paisajes, naturaleza muerta y autorretratos.
En el patio central, que embellece el edificio, además de exhibirse permanentemente diferentes esculturas, se realizan actividades culturales en conexión con el Salón Auditorio que aparece hacia el fondo del predio.
Como broche de oro, una biblioteca especializada en arte se abre para ser explorada por los interesados, antes o después de una visita convenientemente guiada por el museo.
La naturaleza está presente en cada una de las piezas aquí expuestas para mostrarnos las señales que fueron quedando como legado de épocas pasadas. Se compone por 12 salas, dispuestas de modo tal que chicos, grandes, turistas y paranaenses quedan atónitos ante la variedad de especies animales y vegetales. Historia, Geología, Botánica, Vertebrados, Invertebrados, Paleontología, Acuario, Arqueología, Etnografía, Biblioteca, Sala de Actos y Muestras Temporarias, integran el recorrido.
Sitio interesante para conocer la historia de la ciudad comenzando, especialmente, por la metamorfosis que ha sufrido el edificio donde se encuentra ubicado. Primero el Juzgado de Faltas dejó como saldo la existencia de siete baños, cada juez tenía el suyo, con llave propia y una escalera que conduce directamente a ellos. Luego -Decor Show- sumó a estos cambios paredes divisorias que modificaron aún más los planos originales, que datan del año 1904, y una nueva y completa instalación eléctrica.
Este edificio de estilo inglés alberga al Museo de la Ciudad desde el año 2003. El visitante se encontrará con un proyecto museológico que pretende una única sala de muestras permanentes dedicada a la historia de la ciudad. La intención es contar desde las características del suelo y los habitantes primitivos hasta fines del siglo XIX.
La sala de costumbre, lo más atractivo del lugar, recrea la vida cotidiana de los años 40 y 50 exponiendo elementos que se utilizaban en aquellos tiempos. Allí se pueden encontrar algunos muebles que donó el recordado y querido actor Luis Sandrini luego de hacer una obra en el Teatro 3 de Febrero. Además se puede apreciar un combinado tipo Winco con receptor, que era un mueble más de la casa por su gran tamaño; el primer televisor expuesto en la vidriera de un reconocido negocio de la década del ‘50 donde se concentraba la gente a mirar Canal 7, el único que se transmitía por esos años.
El museo, a través de las salas de muestras temporarias prepara permanentemente exhibiciones temáticas muy atractivas, que invitan a todos a visitarlo.
Subsuelo de memorias, rincón histórico e imponente ubicado en el edificio de la Municipalidad de Paraná, este Museo de Sitio enamora tanto a viajeros lejanos como a los propios paranaenses.
Atractivas reliquias portadoras de años y relatos cuentan la historia institucional del municipio y sus dependencias. Ladrillos, apliques, sanitarios, cerámicos que antaño decoraron las paredes y habitaciones de esta construcción han sido rescatados para dejar muestras vivas de los años pasados, lo mismo que la primer puerta de acceso al campanario.
El visitante podrá realizar un recorrido por las distintas administraciones municipales a través de la primera computadora, lámparas, tinteros, escritorios y máquinas de escribir. El propio subsuelo es parte de esta historia, allí era donde se guardaba el dinero de los sueldos, además de ser el lugar de pago para los empleados.
Una sala especial muestra foto a foto a los distintos Presidentes Comunales incluyendo al actual, cada uno con su nombre y fecha de mandato.
En cuanto a las dependencias municipales, se proyecta hacer muestras temporarias de 30 días, aunque hay expuestos algunos elementos de forma permanente. El mayor atractivo en este sentido es un semáforo encendido que fuera el primero en Paraná y se encontraba situado en la esquina de Urquiza y Corrientes, donde actualmente está la Municipalidad. También hay sillas y muebles que pertenecieron al Teatro Municipal 3 de Febrero.
Inaugurado en 1979, posee varias salas cuidadosamente decoradas con artesanías populares, obras que intentan transmitir las destrezas de todo un pueblo para elaborar objetos bellos y prácticos de una forma artística, porque ello es justamente lo que quiere reflejar y contagiar este museo: el valor invaluable que tiene el oficio del artesano, por ser éste objeto de conservación de costumbres realzando elementos de uso cotidiano.
Entre los rubros artesanales que aquí se pueden encontrar están:
Un pozo de más de 1.500 metros de profundidad provee a Colón, Entre Ríos, del maravilloso recurso de las aguas termales. En un predio arbolado y florido, recorrido por vereditas, se insertan las diez piletas de aguas termales dulces, a temperatura variable.
Cubren el frente urbano sobre el río Uruguay, encontrándose delimitadas al norte por el arroyo Artalaz, y al sur por el arroyo De La Leche.