En esta Reserva Faunística se puede caminar entre estas elegantes aves, observar su forma de vida, seguir de cerca sus pasitos, mirar cómo conservan sus nidos y crías entre los arbustos, y ver un poco mas de lejos cómo nadan en el mar.
Punta Tombo es la colonia de pingüinos magallánicos más grande del mundo, y no sólo eso, no existe otro asentamiento de pingüinos de esta magnitud a la que se pueda acceder tan fácilmente.
Punta Tombo es una estrecha y pedregosa franja que penetra en el mar unos 3,5 km; sus amplias playas presentan un suave declive que aprovechan los pingüinos para formar sus nidos. En 1979 la provincia de Chubut la declaró Reserva Faunística para proteger a los Pingüinos de Magallanes, y las especies que conviven con ellos.
Las aves arriban anualmente a este lugar para anidar, aparearse, tener sus crías y mutar para luego emprender el viaje de regreso hacia el noreste de Sudamérica y cíclicamente regresar al año siguiente. Los visitantes se sorprenden mirando cómo se desplazan de aquí para allá buscando sus nidos o corriendo tras sus pichones.
Los pingüinos son aves marinas. Tienen alas, pero no vuelan: están adaptadas para nadar. Es que estas aves pasan la mayor parte de su vida en el agua, inclusive duermen en ella. Al nadar, son capaces de alcanzar una velocidad de 8 km. por hora, aunque saltando por sobre el agua en tramos cortos, la superan.
Un pingüino adulto mide unos 50 cm y pesa unos 5 kg. El plumaje que caracteriza a la especie es el pecho blanco, lomo negro y un doble collar blanco y negro.
La vocalización de los pingüinos adultos parece un rebuzno. La utilizan para alejar a los extraños y atraer a su pareja.
En cambio los pichones, con un piar sibilante y continuado, piden su merecido alimento.
Según la época del año se puede disfrutar de diferentes acontecimientos:
La reserva faunística de Punta Loma, con su colonia de lobos marinos, se encuentra a 17 km del casco urbano de Puerto Madryn. Para llegar hasta allí hay que tomar el Boulevard Brown hacia el sudeste, hasta llegar a la Universidad Nacional de la Patagonia. Allí nace el camino de ripio que lleva a la lobería.
Una vez que el circuito finaliza, se puede emprender el regreso a Madryn por los caminos naturales que bordean la costa, descubriendo las playas El Pozo, Paraná, Punta Este y Kaiser.
Partiendo de Trelew por la ruta 3 hacia el Sur, tomar la ruta provincial 30 hacia el Este.
Luego de recorrer 252 km en total se llega a Camarones, un pueblo encantador ubicado a orillas de la bahía del mismo nombre.
Aquí se pueden encontrar hoteles y típicos restaurantes con especialidades en pescados y mariscos.
A 30 km se encuentra la reserva faunística Cabo dos Bahías, caracterizada por un bello paisaje de rocas de distintas tonalidades que contrastan en forma espectacular con el azul intenso del mar. Allí se concentra una importante colonia de pingüinos de Magallanes y un gran número de zorros y guanacos a una distancia óptima para ser observados y fotografiados.
En el escenario comprendido entre Península de Valdés, Camarones, la costa atlántica y el dique Florentino Ameghino, no hay dudas acerca de quiénes son las estrellas: el simpático y tierno pingüino de Magallanes, la magnífica ballena franca austral y el vigoroso elefante de mar con sus casi 4 toneladas de peso.
En esta zona también se pueden apreciar mamíferos terrestres como el guanaco, la liebre mara patagónica, el zorro gris, piche patagónico y zorrino.
Existen muchas estepas pero ninguna como la patagónica. En la extensa meseta conviven infinidad de arbustos de variadas especies. Bajos, Espinosos y de hojas pequeñas. Matorrales muy chicos y de raíces fuertes y profundas.
Estas características están determinadas por los factores climáticos de la zona. Las especies vegetales necesitan protegerse del viento y soportar la escasez de agua.
En la época de lluvias, se abren, y lucen sus flores diminutas pero muy vistosas. También almacenan agua para los meses de sequía.
La caza fotográfica por esta estepa ofrece agradables sorpresas. También es muy buena alternativa el trekking.
Pocos lugares en el mundo ofrecen la posibilidad de observar en su ámbito natural tanta cantidad de animales.
Península Valdés, sobre el mar Atlántico, y a 77 km de Puerto Madryn, es uno de ellos. Gigantescas ballenas a unos pocos metros, lobos y elefantes marinos, pingüinos, numerosas aves, guanacos y otras especies terrestres se concentran en esta Reserva Natural de 360 mil hectáreas en donde casi no hay más habitantes y estrellas que estos.
Tan destacable es la población faunística, que la Unesco declaró a este sitio "Patrimonio de la Humanidad".
La entrada a la península ya es un deleite para los sentidos. Luego de tomar la ruta provincial 2, desde la Ruta 3, desde Puerto Madryn se llega a un itsmo, el "Carlos Ameghino" que conecta a la península con el continente. El agua flanquea los dos costados de la ruta.
Tanto a la derecha como a la izquierda se puede ver la inmensidad azul del mar patagónico. De un lado, el Golfo Nuevo, y sobre el otro el Golfo San José. Si se baja el vidrio del auto, hasta se pueden oír los chirridos de las ruidosas aves que habitan cerca, en la Isla de los Pájaros, y que parecen dar la bienvenida al lugar.
Justo en ese punto, puerta de acceso a la Reserva Integral de la Península Valdés, hay que parar para abonar una entrada. Allí se encuentra el Centro de Interpretación F. Ameghino y el Museo Regional Fuerte San José, ideal para informarse a fondo sobre los lugares a visitar y su geografía, flora, fauna e historia.
Desde aquí de puede hacer un pequeño desvío y visitar la Isla de los Pájaros o seguir adentrándose en la península.
Después de unos 25 km, que se hacen sobre una típica estepa, se abre de repente un abanico celeste entre acantilados dorados. Esta magnífica vista corresponde a Puerto Pirámides el único asentamiento poblacional de la reserva y uno de los lugares mas privilegiados para observar a las famosas ballenas francas del sur. Estos gigantescos mamíferos llegan al sur en junio y hasta diciembre habitan las aguas del golfo para procrear y dar a luz a sus crías.
Numerosos excursiones terrestres ofrecen la alternativa de conocer las distintas Reservas de la Península. Entre estos lugares están:
Original propuesta donde la ciencia, la educación y la expresión artística se fusionan en una atractiva mezcla dedicada a la interpretación del ecosistema marino. A sólo cinco minutos de la ciudad de Puerto Madryn, y de cara al mar, este centro de observación y estudio de las ballenas y la vida marítima en general, fue inaugurado en el año 2000 por iniciativa de un grupo de naturalistas y científicos.
De estilo modernoso y a la vez respetuoso de la arquitectura galesa predominante en la región, el Ecocentro de Madryn presenta en su recorrido ambientaciones sonoras, fotografías, láminas y reproducciones de animales que permiten sumergirse en la misteriosa vida que se desarrolla bajo las aguas saladas.
Incluye en su interior un auditorio donde se realizan conferencias, eventos artísticos y proyecciones; una biblioteca donde los libros tientan a la lectura apacible; un Café ideal para disfrutar de un momento de descanso y reflexión; y un mirador desde el cual la vista panorámica del océano es aún más apasionante que la que puede obtenerse desde cualquiera de las ventanas del edificio.
Atractivamente única, Playa El Doradillo presenta un imponente espectáculo natural que atrae a todos los turistas de Puerto Madryn y zona hacia su costa. Lo importante es estar presente en el momento justo: entre los meses de junio y noviembre, y a la hora en que comienza a subir la marea, porque es entonces cuando sucede lo esperado, aparecen las ballenas francas.
El Doradillo fue recientemente declarada Área Municipal Protegida, y resguarda la extensión, tanto marítima como terrestre, que va desde Punta Arco hasta Cerro Prismático, lo que significa un total de 30 km de costa.
Es justamente éste el espacio donde las ballenas deciden tener sus crías, por tratarse de aguas más calmas y cálidas que el resto del océano, y es también aquí donde permanecen hasta que los pequeños ejemplares alcanzan sus primeros 30 días de vida y adquieren la capacidad de flotar solos.
Pero eso no es todo, el avistaje de este apasionante milagro de la naturaleza es acompañado por el paisaje sin igual de estas costas de la provincia de Chubut.
La edificación conocida como el castillo de la loma, uno de los edificios más antiguos de Puerto Madryn, simboliza actualmente el mayor reservorio histórico- cultural de la región. Propiedad original del español Agustín Pujol, este magnífico edificio presenta en su interior las excepcionales colecciones de piezas que constituyen el Museo Provincial de Ciencias Naturales y Oceanografía.
Fue en 1972 cuando este chalet de apariencia castillezca pasó a manos del Gobierno Provincial instalándose en él un importante museo, cuya exhibición se divide en 9 salas invertebrados; peces; aves; cetáceos; pinnípedos; botánica; geología; oceanografía; cultura galesa- que se sitúan equitativamente en planta baja, primer y segundo piso.
Desde la historia de Puerto Madryn hasta la diversidad ecológica de toda la provincia de Chubut, este moderno museo da la bienvenida a sus visitantes con una exposición denominada el hombre y el mar, en un efectivo intento por mostrar las distintas relaciones que se han establecido desde siempre entre los hombres y este ambiente ecológico representativo de los que conforman la Península de Valdés.
Exhibiendo su útil faro, y jactándose de ser morada durante largos meses de centenares de elefantes marinos, Punta Delgada recibe constantemente a multitudes de turistas.