Ubicada en el centro de Victorica, esta plaza acuna desde sus orígenes los restos de los soldados del Ejército Nacional que se enfrentaron con las tropas ranquelinas en la Batalla de Cochicó. Es en una pirámide medular al espacio público donde se conservan las cenizas de los caídos en el último combate de la conquista del desierto. En aquella batalla, la victoria fue conseguida por los indígenas, tras el retiro ultimado de una docena de soldados que ya no soportaban las condiciones de frío y agotamiento. Así, los ranqueles recuperaron sus tierras por un breve periodo de tiempo, para luego ser finalmente capturados, muertos o colonizados. Hasta aquí, cada 19 de agosto, en el centro de Victorica, la reivindicación contemplaba únicamente a los soldados con desfile de tanques de guerra, homenajes a los militares y demás. Pero, desde 2005, año en que los restos del cacique Gregorio Yancamil fueron trasladados a la Plaza de Cochicó y depositados a metros de las tumbas de los soldados con los que combatió, se honra también en esta plaza la memoria de tantos aborígenes que murieron defendiendo sus derechos y sus creencias.
Fue en 1886 que los soldados, con aportes y ayuda de los vecinos del lugar, levantaron la capilla que posteriormente sería inaugurada como Iglesia Nuestra Señora del Carmen. Hasta el año 1923, descansaron en su atrio los restos de los caídos en la Batalla de Cochicó. La construcción conserva en la actualidad la cúpula original. Ha sido declarada Edificio Histórico Nacional.
Fue la primera biblioteca de la provincia de La Pampa. Fundada en 1905 por Félix Romero, este espacio educativo- cultural conserva objetos de valor de quien fuera su fundador, y más de 3000 volúmenes donados por éste para la conformación de la misma. Anexa hemeroteca, taller de computación, archivo histórico, museo bibliográfico, videoteca y auditorio.
Como una estampa del pasado, un cuadro añejo que transmite nostalgia, la Estación de Ferrocarril de Victorica perdura en el tiempo con aires de solitaria. Su historia data de 1908, año en que fue inaugurada cautivando con el estilo de construcción británico de fines del Siglo XVII plasmado en su planta. Actualmente en desuso, dibuja un marco de encanto para la toma fotográfica.
Parque reconocido por la historia que se revive en su extensión, Los Pisaderos es por sobre todo un encantador espacio verde donde un mangrullo y mucha naturaleza dan el marco propicio al espejo de agua que lo nomina. Aquí residieron las últimas tropas ranqueles de la provincia de La Pampa, y de aquí se extrajo el material para la fabricación de los adobones con los que fueron construidas las primeras viviendas del pueblo. Dos importantes motivos por los cuales el parque ha sido declarado Lugar Histórico Provincial. Juegos recreativos, un circuito de salud bordeando la laguna, y el maravilloso "Cristo del Monte" -una pieza tallada en caldén seco por el artesano local Mario Dasso-, justifican el actual atractivo de Los Pisaderos.
Con un nombre que significa "agua que corre" y que encuentra explicación en la espléndida laguna existente en su territorio, este lugar fue un importante asentamiento indígena, habitado por unos 8000 nativos. Un poco más allá, sin salirse del área, en el Enterratorio, descansan los restos del último cacique ranquel, Mariano Rosas. Y por allí, un monumento recuerda la cultura nativa. El parque indígena ha sido declarado Lugar Histórico Provincial.
