Emplazada sobre la elevación del terreno que da nombre a la Isla “del Cerrito”, la Capilla Virgen del Pilar fue construida entre los años 1928 y 1939, tiempo en que funcionara en la zona la colonia de enfermos de Mal de Hansen con más de 200 pacientes.
La capilla, de estilo colonial, se exhibe rodeada por palmeras pindó, guayabas y naranjas que engalanan el paisaje. Ostenta en su cúpula pequeños azulejos blancos y morados, y permite contemplar en la lejanía las orillas de la correntina Paso de la Patria.
Existe pegado a la capilla un mirador desde el cual el crepúsculo se dibuja como un maravilloso espectáculo. Desde allí puede verse cómo el sol tiñe todo el paisaje de un tono anaranjado, entre los ríos Paraná y Paraguay.
De tendencia histórica, el Museo Isla del Cerrito nace de la necesidad de brindar un espacio de expresión a la trascendencia de la localidad durante la Guerra de la Triple Alianza, y a los testimonios materiales hallados en sus playas con las bajantes del río.
La colección museográfica se compone de objetos pertenecientes a aquel enfrentamiento histórico, destacando particularmente las bayonetas y restos de sables y espadas de los soldados.
Como detalle artístico reina en la sala una macro fotografía de un cuadro de Cándido López en el cual puede percibirse un asentamiento militar de la Isla del Cerrito entre 1866 y 1870.
Completan la muestra cuchillos, puntas de lanzas, estribos, marcas de ganado, frenos, espuelas, restos de uniformes, botones con el símbolo imperial, insignias, tomas de cinto, monedas, tinteros, balas en su gran diversidad. Todos elementos pertenecientes a los cuatro ejércitos involucrados en el conflicto histórico.
Espacio paradisíaco de 12 mil hectáreas, y con capacidad para 4 mil carpas, el Camping Municipal de Isla del Cerrito permanece abierto durante todo el año ofreciendo los siguientes servicios: Luz eléctrica, toma de luz individual, fogones, primeros auxilios, forestación, sanitarios (agua fría, caliente, duchas) bar confitería, restaurante, proveeduría, comedor, parrillas, Piletas de natación, balneario propio, pesca, canchas de fútbol, juegos de niños, piletas lavado (ropa, vajilla), mesas y sillas, correo, estacionamiento.
Extendida sobre la zona sur y oeste de la isla, la reserva natural aparece en una planicie baja, constituida por cañadas y esteros, y cubierta por frondosos montes en los que es frecuente toparse con enormes ejemplares de laurel, timbó, aliso, sauce, lapacho, ingá, ceibo, guayaibí, palo lanza y, sobre todo, palmeras. En cuanto a la fauna, los visitantes no tardan en encontrarse con el rey del lugar: el mono carayá, también llamado aullador. Otras distinguidas habitantes del lugar, aunque menos amigables, son las víboras constrictoras.
En los humedales, zonas de lagunas, bañados y camalotales, hay carpinchos, zorros aguará, yacarés, garzas y biguáes, que entretienen las miradas de los turistas que llegan hasta estas distancias en busca del contacto pleno con la naturaleza.
