Una mancha blanca de apariencia crocante y seccionada en arbitrarios hexágonos se extiende a la vera de la Ruta Nacional Nº 52, camino al Paso de Jama, cubriendo más de doce mil hectáreas con su incandescencia, y sorprendiendo al turista desprevenido en medio del paisaje norteño.
Se trata de las Salinas Grandes, una de las mayores depresiones de la provincia de Jujuy. Allí el silencio sólo es quebrado por los propios pasos sobre la seca superficie, y la sensación predominante es la de la inmensidad inagotable e inabarcable para los sentidos.
Excursión imperdible al paso por estas tierras, las Salinas Grandes son develadas por los obreros del lugar, quienes explican a los visitantes deslumbrados todo el proceso de extracción de la sal, y fabrican pequeñas esculturas salinas que obsequian como recuerdo.
A 126 Km de Purmamarca, tras trepar la cuesta de Lipán hasta el Abra de Potrerillos, este mar de sal cautiva las miradas y el pensamiento.
Originado alrededor de setenta y cinco millones de años atrás, y conformado por sedimentos marinos, lacustres y fluviales que fueran depositándose en la zona durante siglos, el Cerro de los Siete Colores aparece en Purmamarca como un maravilloso telón de fondo.
Sus capas sedimentarias de diferentes tonalidades irradian una magnífica policromía constituyendo una de las mayores atracciones naturales del noroeste argentino.
Es único en la región y en el resto del país. La combinación de colores son los que marcan la diferenciación y deleite para los ojos de quien lo observa.
En sus inmediaciones pueden realizarse apasionantes safaris fotográficos, caminatas, cabalgatas y hasta recorridos en bicicleta.
Se puede acceder a él en vehículo o en excursiones exigentes del propio esfuerzo físico.
El cerro se alza a espaldas de la ciudad de Purmamarca.
Levantada en 1648, y declarada Monumento Histórico Nacional en 1941, la inmaculada Iglesia Santa Rosa de Lima mira desde el frente de la plaza principal de Purmamarca.
Su única y angosta nave, adornada por imágenes y pinturas cuzqueñas del siglo XVIII, es una fiel demostración de la historia y la tradición de la zona.
Exteriormente presenta muros de adobe, mientras que en su interior posee una típica carpintería de cardón. Puede contemplarse en ella una admirable colección de cuadros cuyas escenas relatan la vida de Santa Rosa de Lima.
A un costado de la iglesia, permanece el Algarrobo Histórico bajo la sombra del cual descansaran las tropas del General Manuel Belgrano en la época de la lucha por la independencia.
Cuenta la historia que bajo su sombra descansaron las tropas del Gral. Manuel Belgrano en la época de la lucha por la independencia (1810-1816).
Alrededor de la plaza, donde se instala el eje de la vida social, cada día del año funciona un mercado de artesanías capaz de teñir de mil colores a la cotidianeidad.
Manifestación cultural de los lugareños, en esta Feria Artesanal pueden contemplarse y adquirirse frasquitos con tierra de colores, vasijas, cerámicas, alfombras de telar, tapices, ponchos, mantas, instrumentos musicales nativos, y ropa típica de la región.
Encuentra su espacio de realización en el centro de Purmamarca, en inmediaciones de la plaza principal.
Camino o, más bien, increíble obra de ingeniería que une Purmamarca con las Salinas Grandes, la Cuesta de Lipán asemeja un zigzagueante laberinto de infinita belleza y gran desafío.
Construida por el hombre para sortear los obstáculos geográficos dispuestos por la naturaleza en la zona, exige ascender poco a poco, curva tras curva, llegando a una altura de 4.170 m sobre el nivel del mar.
Es sorprendente ver allí, en plena cuesta, pequeñas casitas con sus respectivos corrales, y gente que a esa altura vive cotidianamente abocada al criado de ovejas y llamas.
Circuito corto donde el paisaje montañoso deja sin aliento a quien lo visita, el Paseo de los Colorados se extiende a las espaldas de Purmamarca, explotando en colores.
Se trata de apenas 3 Kilómetros de recorrido por el pueblo, pero 3 Kilómetros en los que pueden apreciarse sensacionales geoformas dejadas a la imaginación de quienes se lanzan a recorrerlo.
Postal incomparable de la belleza natural de Jujuy y la Argentina, los cerros colorados dibujan paisajes casi irreales capaces de cautivar hasta al turista más empedernido.
Esta excursión de desarrolla por huella de tierra y culmina detrás del pueblo, pasando por el cementerio local.