“Señor de la Alta Montaña”, como expresa su nombre en lengua quechua, la ciudad de Andalgalá, alzada en el centro norte de la provincia de Catamarca, constituye un oasis extendido al pie de las estribaciones más meridionales de la Sierra de Aconquija e irrigado por el río que repite su denominación aborigen.
Andalgalá es la segunda población de importancia en Catamarca; abarca una zona poseedora de un altísimo valor arqueológico del cual es clara muestra el Pucará de Aconquija; y está actualmente considerada como un centro agrícola, maderero y de producción de dulces regionales, quesos, vinos y aguardientes.
Sus características climáticas hacen del paisaje una postal de exuberante vegetación que contrasta con el desértico Campo de Belén al norte del cual aparece situada Andalgalá. En tanto se halla contenida por un valle de atractivos alrededores que la convierte en punto de partida hacia lugares de encanto como La Toma, El Potrero de Santa Lucía y el Nevado de Aconquija.
Un recorrido por la ciudad permitirá apreciar la Plaza 9 de Julio, la iglesia matriz "San Francisco", y antiguas casonas coloniales que brindan testimonio del esplendor experimentado por la región entre los siglos XIX y XX, complementándose el circuito con una visita al Museo Arqueológico y su exhibición de objetos de piedra, cerámica, metales, tejidos y urnas funerarias.
Como sello distintivo, Andalgalá ostenta las artesanías realizadas en rodocrocita, una piedra semipreciosa transformada por la habilidad del artesano en recuerdo irremplazable del paso por la ciudad.