El obelisco de la ciudad de Buenos Aires fue erigido en mayo de 1936, con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad, tardándose tan solamente 31 días para su construcción. Fue diseñado por el arquitecto Alberto Prebisch. Mide más de 67 m de alto y 49 m2 de base. Tiene una sola puerta de entrada y en su cúspide hay cuatro ventanas, a las que sólo se puede llegar por una escalera recta de 206 escalones. Para su construcción se utilizaron 680 m cúbicos de cemento y 1360 m cuadrados de piedra blanca traída de Córdoba. Costó 200.000 pesos moneda nacional de aquel entonces.
En 1938, luego de algunos desprendimientos, se eliminó el revestimiento de piedra y se lo reemplazó por uno de cemento pulido. Su emplazamiento es la Plaza de la República, en la intersección de la Avenida Corrientes con la Avenida 9 de Julio, donde previamente estaba ubicada la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari. En esa iglesia se izó oficialmente por primera vez la Bandera Argentina dentro de la ciudad de Buenos Aires en el año 1816. La estructura del mismo, basada en la estética racionalista, ha generado más de una polémica entre los partidarios de la renovación de la ciudad y los sectores más tradicionalistas. Hoy se lo considera como un icono porteño.
Destacada por ser una de las más anchas del mundo (mide 140 m ), esta avenida comprende 25 cuadras hacia el norte y otras 25 hacia el sur del Obelisco. Llevando como nombre una importante fecha de la Historia Argentina, la 9 de Julio exigió la demolición de numerosas manzanas a principios del Siglo XX para comenzar a circular por Buenos Aires.
Hoy puede vérsela grandiosa y hermosamente forestada con especies como jacarandá y palo borracho.
Escenario y protagonista del espectáculo y la movida nocturna, esta avenida concentra todo el brillo de la ciudad en su extensión. En 1936, año de inauguración del Obelisco, Corrientes fue ensanchada instalándose a su vera restoranes, cafés, librerías, cines, teatros y otros tantos complejos donde disfrutar de las más atrapantes obras nacionales y extranjeras.
En la década de 1890 se estableció en la zona una feria de carros que vendían frutas y verduras (la venta de carne estaba expresamente prohibida). En 1934 se inauguró el edificio actual; el mercado (el más grande de la ciudad) permaneció en funcionamiento hasta 1984; en 1998 reabrió como centro comercial.
Los fines de semana hay espectáculos callejeros de tango y de folklore argentino (zambas y chacareras, por ejemplo) en este pasaje peatonal.
Donde hoy funciona un restaurante y tanguería (Esquina Carlos Gardel), se levantaba el bar Chanta Cuatro, uno de los más típicos del barrio, fundado en 1893. Era uno de los lugares donde Gardel y sus amigos se reunían para comer, cantar y trasnochar.
Las paredes del pasaje están adornadas con retratos de Carlos Gardel y letras y partituras de algunos de sus tangos, como "Golondrinas" y "Melodía de arrabal". Las pinturas son del artistas Marino Santamarina.
En 1926, Carlos Gardel compró esta casa para habitarla junto con su madre Berta. El cantor viviría aquí desde 1927 hasta 1933, año en que viajó a París. El museo que le está dedicado abrió en 2003.
Gardel nació en Toulouse, Francia, en 1890. Dos años más tarde viajó a Buenos Aires con su madre, Berthe Gardes. Se crió en esta zona, lo que le valió uno de sus sobrenombres: el Morocho del Abasto. En la década de 1910 comenzó a cantar canciones camperas y milongas; años después sería el pionero del tango cantado. Es, seguramente, el artista más popular que dio el país, tanto local como internacionalmente. Murió en un accidente de aviación en Medellín, Colombia, en 1935.
El bandoneonísta nació aquí en 1914. Músico precoz, Pichuco debutó tocando a los 12 años en un cine de barrio, a una cuadra de esta casa. Troilo fue uno de los tangueros más influyentes, tanto por su forma de tocar el bandoneón como por sus composiciones. Escribió la música de 60 tangos; la mayoría hoy son clásicos.
En el Barrio de Barracas, propone una espectacular puesta escénica con llamativos show de tango. Fue declarado de interés parlamentario, turístico y cultural.
El tango es llevado a su máxima representación artística. Toda la tecnología de última generación puesta al servicio de un show deslumbrante, 40 artistas en escena, despliegue de música, danza y canto.
Nueva Pompeya fue inspiración del popular tango Sur de Homero Manzi: "Pompeya y más allá la inundación", dice y en el verso se descubre la cercanía del Riachuelo; "Sur, paredón y después", acota, y el conocedor de la zona sabe que el paredón era el de la Curtiembre y Charolaría Luppi, una de las más antiguas del país, asentada en este pedacito de la Capital Federal.
Fue, cuna del tango bailado. Llegado con los inmigrantes y generado a orillas del río, el tango tuvo sus primeros pasos en pareja en una tanguería ubicada en la esquina de Corrales y Av. La Plata, para luego dispersarse por los callejones y alcanzar la entidad internacional que hoy ostenta.
Escenario de grandes obras e intérpretes, por este teatro de estilo Francés Renacentista pasaron Maria Callas, Toscanini, Stravinsky, y Caruso. Su Gran Salón Dorado tiene capacidad para 3.500 espectadores que disfrutan de una impecable acústica. Merece particular atención la cúpula decorada en su interior por el artista plástico argentino Raúl Soldi.