Como una postal del pasado, esta comunidad establecida en la zona desde 1988 prosigue su vida sin demasiados cambios. Indiferentes a cualquier avance tecnológico, sus habitantes llevan una vida austera y sencilla, regida por la religión y determinada a un profundo aislamiento y renuncia. Sin luz eléctrica ni automóviles, y manteniéndose alejados de todo signo de modernidad, los menonitas han logrado conservar a través del tiempo sus costumbres y tradiciones de raíces holandesas, cuestión que refuerzan diariamente mediante una educación que excluye todo lo que no encuentra relación con su propia historia y los enunciados bíblicos. Dedicada a la explotación agropecuaria, la producción de quesos, la confección de prendas de vestir, la construcción de mobiliario en madera, y la fabricación de carruajes típicos de paseo, la Colonia Menonita ha mantenido una considerable densidad de población, rasgo que la destaca entre las demás comunidades inmigrantes. Esta interesante visita requiere del respeto de los turistas y de la compañía de un guía autorizado. La Colonia Menonita se halla ubicada 40 km hacia el norte de Guatraché, hacia el oeste de General Acha, y a unos 100 km de la localidad de Jacinto Arauz.
Vistas panorámicas incomparables desde la cima de su barda, estampas del pasado provincial de todos los tiempos, agradables áreas recreativas y de acampe, el Parque Manuel J Campos es con todo ello un significante atractivo turístico zonal. Funciona en su predio de encantos verdes el Museo Histórico Regional con interesantes exposiciones de material lítico aborigen, armas y documentos pertenecientes a la Conquista del Desierto, y objetos que pertenecieran al fundador de la localidad. Destaca además en el lugar la reconstrucción de un fortín de fronteras, con pulpería, mangrullo y comandancia. Árboles por doquier, y un espacio acondicionado con fogones, mesas y sanitarios integran el predio con el fin de brindar la mayor comodidad posible a los visitantes. Un campo de deportes, un pequeño zoológico, y un espléndido lago artificial que luce la forma del mapa provincial, completan la propuesta de este fascinante parque.
Extendida en el Valle General Acha, al otro lado de la cadena de medanos, la Laguna de Utracán se constituye como un típico espejo de agua pampeano, apto para ser utilizado como balneario y también para ser disfrutado en la práctica de deportes náuticos. El lugar en su completud constituye uno de los centros más importantes del mini turismo provincial, y cuenta con todas las instalaciones necesarias para la comodidad durante el recreo.
Como un portal hacia el pasado más pintoresco, la Pulpería de Chacharramendi se erige en este pedacito de La Pampa luciendo su apariencia originaria, aunque reconstruida, e invitando a conocer las costumbres y tradiciones de otra época. Con sus libros, sus rejas, sus troneras y cierres de prevención ante el ataque de bandoleros, la también conocida como Boliche de Feito o El Viejo Almacén constituye todo un emblema histórico de la región, la provincia y toda la Argentina.
Allí, donde el microclima excepcional ha permitido la combinación de leyendas, religión y naturaleza, en el centro sur de la provincia de La Pampa, allí se alza el Parque Nacional Lihué Calel, protegiendo el sistema serrano homónimo, sus valores históricos, culturales y ambientales. Creado en el año 1977, y abarcando una superficie de 9.901 hectáreas que se pretendería ampliar hacia los salitrales del norte, este parque pertenece a la eco-región de monte de llanuras y mesetas, y resguarda respetuosamente a las llamadas sierras de la vida. Entre sus recursos naturales se destacan las serranías, cuya altura máxima alcanza los 600 m sobre el nivel del mar; el monte dominante con sus bosquecillos característicos de jarillas, chañar, piquilín, incienso y mata chilladora, y bosques de caldenes en los sectores más húmedos; las especies de flora que crecen en los roquedales; las múltiples especies animales entre las que vale mencionar vizcachas, cuises, guanacos, maras, zorros, hurones, pumas y lagartos colorados; así como una variada avifauna compuesta por martinetas, gallito copetón, halconcito gris y cardenal amarillo. Pero más allá de su deslumbrante riqueza de flora y fauna, el Parque Nacional Lihué Calel representa un substancial reservorio del pasado histórico de la región, centrándose sus atractivos culturales en el Cerro de la Sociedad Científica, punto más alto de la reserva, y el Valle de las Pinturas con su fascinante muestra del arte rupestre tardío, cuya antigüedad aproximada alcanzaría los dos mil años. Así de encantador y sorprendente resultará el Parque Nacional Lihué Calel para el visitante, quien podrá realizar en el predio actividades como trekking, mountain bike, escaladas, safaris fotográficos, recorrido por diferentes senderos, avistajes; o dejarse simplemente llevar por la energía disfrutando de las sierras de la vida con todos los sentidos.
