Cubierto de inmaculadas piedras que le merecen la denominación, el Cerro Blanco se alza orgulloso ostentando una falda occidental muy escarpada y formando altiplanicies de suave descenso hacia la llanura oriental. Se accede a él por la cuesta de Carpinterías, antiguo camino utilizado por los lugareños para transportar sobre mulas el wolfram recolectado en las altas minas.

El Cerro Blanco es parte componente de la zona más esplendorosa del monte, encontrándose en su ladera diversas especies de aves que sonorizan el ambiente con sus trinos y trazan el cielo con sus alas: pájaros carpinteros, picahuesos, jilgueros, rey del bosque, zorzales, entre otros.

Llegar a la cumbre conlleva unas tres horas y media de cabalgata, hallando finalmente su justificación en la cautivante vista panorámica del Valle de Conlara.