Prueba irrefutable del pasado cálido, húmedo y pleno de vegetación de la Patagonia, el bosque petrificado La Leona se halla resguardado en tierras de una estancia particular.
Ambiente tan inhóspito como deslumbrante, todo el recorrido va descubriendo ante la mirada del expedicionario las maravillosas imágenes naturales de esta región del mundo, mientras una mezcla de inmensidad y satisfacción se apodera de sus sentidos.
En el marco de una depresión natural del terreno, la cual abarca unas 800 hectáreas, la búsqueda de los troncos petrificados culmina cuando, guarecidos por las laderas del cerro Los Hornos, se los encuentra tendidos, enormes y magníficos.
El espacio también resguarda otros tipos de fósiles convirtiéndose en un centro de atracción de antropólogos, geólogos y paleontólogos. Restos de vértebras y huesos de posibles animales prehistóricos que aún no han sido analizados e identificados, suman misterio e intriga a este apasionante atractivo patagónico, de visita inomitible para cualquier viajero dispuesto a conocer las bellezas de El Calafate.
Se llega hasta el bosque petrificado partiendo desde la ciudad de El Calafate por Ruta Provincial Nº 5 hacia el este, y desviándose luego hacia el norte por la mística Ruta 40. Se pasará entonces por el parador La Leona, debiendo seguirse un camino alternativo al oeste. Desde allí se recorren otros 10 Km hasta el faldeo del Cerro Los Hornos.
Se puede llegar hasta el Glaciar en paseos por tierra, o alternando etapas de navegación en el recorrido.
Apostado dentro del Parque Nacional Los Glaciares, esta mole de hielo conmueve y atrae a infinidad de turistas con sus movimientos, sus desprendimientos y la dinámica de sus imprevistos y atrapantes rompimientos. El Perito Moreno es el más reconocido y famoso pero no es el único, comparte territorio con otros tantos ventisqueros, igualmente merecedores de visitas y halagos.
Declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 1981, el glaciar ha sido rodeado por un complejo sistema de pasarelas que bordea la península de Magallanes permitiendo la observación del atractivo de hielo desde las más diversas perspectivas. Y esta es una de las características que lo tornan el bloque más famoso: su visibilidad. Su ubicación a sólo 200 m sobre el nivel del mar, permite llegar hasta su frente con facilidad, lo que no ocurre con otros glaciares de igual o superior extensión, a los cuales sólo es posible acceder tras un largo trekking o navegación.
Octava maravilla del mundo, pureza blanca, majestuosidad azul, el Perito Moreno cautiva mucho más que las miradas, consigue inmediatamente el dominio de todos los sentidos de quienes llegan hasta sus inmediaciones, conquistando su atención de modo indeterminado.
Cada murmullo, cada golpe, cada ráfaga de frío, todo es impresionante, indescriptible e inexplicable cuando se trata de este nevero. Ni fotografías ni filmaciones, nada siquiera se asemeja a estar allí presente cuando él se desprende de un pedacito y lo deja caer hacia el Lago Argentino, sin que la pérdida le afecte en nada a su imponencia y perfección.
Funciona en un edificio originario de 1946 que ha sido declarado Monumento Histórico Municipal. Cuenta con un magnífico predio que puede recorrerse admirando e identificando la flora autóctona y exótica; así como un sendero de interpretación histórica dentro del cual se exhibe una muestra de antiguas maquinarias, utilizadas en los años en que comenzó a organizarse el Parque Nacional.
Encandilante, imponente y paralizante, el Parque Nacional Los Glaciares, creado en 1937 con el objeto de proteger las maravillas heladas de la naturaleza, extiende su superficie de más de 600 mil hectáreas al sudoeste de la provincia de Santa Cruz. Desplazándose en un escenario constituido por bosques, montañas y lagos, este parque es sin embargo reconocido a nivel mundial por el inmenso campo de hielo patagónico que se arroga el protagonismo en todo el territorio.
Ocupando casi la mitad del área protegida, el Hielo Continental Patagónico alimenta 47 grandes glaciares, de los cuales 13 descienden hacia la cuenca Atlántica, existiendo además, independientemente de este manto congelado, unos 200 glaciares menores.
El Calafate, ciudad madre del legendario glaciar argentino, recibe anualmente a miles de visitantes decididos a acceder, atravesando la península de Magallanes, a este milagro de hielo. Atrancado en el Parque Nacional Los Glaciares, el Perito Moreno es sin duda alguna el más accesible de los neveros de la región, pero no es el único. Otros ventisqueros de gran atractivo dominan el área protegida, destacándose entre ellos el Upsala, el Spegazzini, el Onelli, el Agassiz y el Bolado.
A la deslumbrante belleza de sus glaciares, se suma la protección de una variada muestra de fauna autóctona, salvaje y libre. Así, el Parque Nacional es reducto del huemul y el ciervo andino, especies en grave peligro de extinción. Por su parte, el agreste encanto de la estepa y la policromía de los bosques ofrecen un paisaje cambiante y único que cautiva los sentidos. No obstante estas magnificencias, la mayor importancia del parque consiste en el agua, ya que estas masas de hielo representan uno de los mayores reservorios de agua potable del mundo.
El Cerro Fitz Roy y el Cerro Torre, con su altura desafiante para los apasionados por la escalada y sus espacios ideales para los avistajes; y lagos como el Vieda y el Argentino, constituyen otros de los atractivos imperdibles del Parque Nacional Los Glaciares. Trekking sobre las blancas y azuladas superficies; excursiones lacustres de acercamiento a las moles de hielo; travesías; contemplación desde las pasarelas que circundan el Perito Moreno; y mucha adrenalina, este parque es el destino ideal para los turistas inquietos y aventureros.
Rada Tilly encanta con todas sus propuestas y bellezas naturales. El Museo Regional es uno de los sitios imperdibles para los visitantes de la localidad chubutense: inaugurado en 1987, cuenta con una sala de paleontología que expone restos fósiles marinos y terrestres, junto a otra dedicada a la arqueología y etnohistoria en la que se puede admirar objetos que pertenecieron a los primeros habitantes de la patagonia.
Flamante y original museo que recrea la historia de la Patagonia desde sus orígenes más remotos. Inaugurado en el año 2003, exhibe una perfecta diagramación constituida por paneles escritos, láminas, fotografías, gigantografías, réplicas de utensilios y piezas antiguas originales; así como relatos sonoros que acompañan el recorrido por las salas.
Reserva de avifauna engalanada por un paisaje de ensueño. Ideal para el avistaje de más de 80 especies de aves, entre las que se destacan por su belleza flamencos, cisnes de cuello negro y cauquenes; y postal más que perfecta para el safari fotográfico, esta laguna constituye un espacio magnífico dónde disfrutar del contacto con la naturaleza y la serenidad propia del entorno patagónico.
Espacio paisajístico de incomparable belleza natural, clima magnífico y, por si ello fuera poco, decorado con manifestaciones pictóricas de los habitantes primitivos. Aleros, cuevas, vegetación esteparia, infinidad de colores, no podrá excluir esta apasionante combinación de historia, cultura y naturaleza de su itinerario por El Calafate. Numerosos senderos interpretativos lo esperan para conducirlo a través de sensaciones indescriptibles.
Imperdible vista panorámica a la cual sólo es posible acceder tras una apasionante travesía en vehículos 4x4. 15 Km de recorrido por caminos sinuosos que despiertan la adrenalina, el trayecto al Balcón de El Calafate se extiende impregnado de deslumbrantes bellezas provocando inexplicables sensaciones.
La primer maravilla en interponerse en el camino será el cerro Huyliche y su territorio invadido por rocas de más de 80 millones de años. El paisaje se va modificando paso a paso exhibiendo particularidades incomparables, hasta llegar a la cima.
Los picos del Cerro Chaltén y del Cerro Torre; el río Santa Cruz desembocando en el Atlántico; y la ciudad de El Calafate con todo su movimiento en miniatura; la perspectiva lograda desde este majestuoso lugar parece llenar el vacío del alma.
Continuando un trecho, se descubre el Laberinto de Piedras, una formación originaria del período Cretácico, es decir, existente desde hace más de 85 millones de años.
Con la mirada cautiva de aquellas mágicas formas y colores; y las sensaciones confundidas en una multiplicidad placentera, el retorno hacia la ciudad de El Calafate hará sentir un vértigo similar al de la ida, sin embargo las expectativas ya estarán más que cumplidas en este paisaje sin igual.
Por su superficie de 1.560 km2, el Lago Argentino es el más grande de la República Argentina, y el tercero en Sudamérica. A 185 m sobre el nivel del mar, su longitud es de 125 km y su ancho máximo oscila entre los 14 y 20 km.
Tiene un cuerpo principal y algunas ramificaciones o brazos: Brazo Upsala, Brazo Norte, Brazo Rico y Brazo Sur. Los brazos Rico y Sur se unen con el espejo principal del lago a través del Canal de los Témpanos -que pasa frente al glaciar Perito Moreno- desagotando allí sus aguas.
Su profundidad varía entre 35 y 1000 m. Sobre el litoral sur, y en el centro, en el frente de la Península Avellaneda es de 300 m.
El Lago Argentino da origen al río Santa Cruz que desagua en el Océano Atlántico. El color especial de sus aguas se debe a un fino producto de la unión de los glaciares, llamado leche glaciaria.
Navegando el lago se avistan los glaciares Upsala, Spegazzini y Bahía Onelli. La navegación se realiza entre grandiosos témpanos de colores increíbles. Las excursiones parten desde Punta Bandera, a 45 km de El Calafate.
Este lago tiene una rara historia de descubrimientos frustrados, descriptos en la fisonomía. En 1873, el marino Valentín Filberg llegó al lago y no lo bautizó creyendo que era el lago Viedma, descubierto por Viedma en 1782. Cuatro años después, Francisco Moreno y Carlos Moyano llegan al lago comprobando el error de Feiberg: éste era otro lago y Moreno decide llamarlo "Argentino", el 15 de febrero de 1877.
Hoy el lago es surcado por embarcaciones que salen desde Puerto Bandera y el bajo de la Sombra, recorren el Canal de los Témpanos y penetran en el brazo Norte y Upsala y también en el Brazo Rico.