Impactante réplica a escala natural de la única de las cinco embarcaciones españolas que Magallanes logró rescatar tras la histórica insurrección de los Tehuelches en 1520, la NAO Victoria invita a revivir en su interior los sucesos protagonizados en aquel entonces por naturales y colonizadores en la Bahía de San Julián.
Avanzada tecnología de sonido envolvente capaz de recrear la atmósfera de la época; reproducciones de objetos de uso cotidiano, instrumentos de navegación y artillería; figuras hiper realistas de algunos de los personajes de la Armada Magallánica; buscan lograr una experiencia inmersiva y memorable de los visitantes de todas las edades.
La recreación de la Nao Victoria constituye un atractivo histórico único en su tipo.
Dueño de un paisaje revelador de los inimaginables cambios geológicos ocurridos en la Patagonia a lo largo de miles de años, el establecimiento “La María” ostenta actualmente un panorama dibujado por multicolores afloramientos rocosos constituidos por sedimentos de explosiones volcánicas. Dichos materiales han dado origen a más de 80 cavernas, abrigos y aleros de diversos tamaños, donde los aborígenes encontraron la posibilidad de dejar su testimonio en pinturas rupestres.
Estas manifestaciones tienen una antigüedad aproximada de 12600 años, y son un maravilloso legado que descubre la cultura de tres pueblos que antecedieron a los Tehuelches en la región.
Considerado el punto más bajo de todo el continente americano, el Gran Bajo constituye una depresión endorreica de gran extensión, conformada con pequeñas lagunas y lomadas, y posicionada a 105 m bajo el nivel del mar, a medio camino entre Puerto San Julián y Puerto Santa Cruz.
Buena parte de la comarca se encuentra bajo el nivel del mar, pero algunos salares son excepcionalmente profundos. Así, en lo más hondo del dilatado bajío, se halla la laguna del Carbón. Este sitio presenta un elevado interés geomorfológico y paleontológico a causa de los mega y microfósiles que se encuentran en los depósitos terciarios allí existentes, y la presencia en el lugar de un bosque petrificado.
Esta Reserva tiene una superficie de 10.400 hectáreas . Fue creada en 1986, tiende a conservar y manejar la fauna y sus ambientes para recuperar y mantener el suelo y pastizal, reintroducir especies autóctonas en sus diferentes hábitats, realizar estudios de las especies existentes y determinar lugares con fines turísticos.
Las principales especies faunísticas que allí encontrarás serán colonias de Pingüino de Magallanes, biguáes, cormorán imperial, cormorán de cuello negro, ñandú , zorro colorado, zorro gris, piches y guanacos.
Esta última es una especie relevante en la reserva ya que existen dentro de ella unos 100 ejemplares.
Propio de la región patagónica, la provincia de Santa Cruz encuentra en su interior un portal hacia el pasado más remoto de la vida sobre la tierra. Fantástico, cautivante y misterioso, un bosque de coníferas mutadas en piedra seduce desde su lugar en cercanías a Jaramillo despertando el interés de los apasionados por el ayer y sus seres.
El Bosque Petrificado abarca en la actualidad unas 13.700 hectáreas y constituye un atractivo turístico por excelencia. Declarado Monumento Natural, este espacio patagónico preserva dentro de sus límites ejemplares arbóreos sometidos a antiquísimos procesos de petrificación, así como también otros tipos de fósiles que han aportado a su conversión en eje de atracción antropológica, geológica y paleontológica.
Las excelentes playas, el contacto con la naturaleza, el clima árido, las temperaturas que rondan entre los 37º C en verano y los 12º C en invierno, hacen de Puerto San Julián un sublime destino turístico incluso fuera de la época invernal que tradicionalmente lo distingue.
Su propuesta estival se extiende a lo largo de un circuito costero de 30 km, a lo largo del cual se despliega un paisaje de singular belleza, caracterizado por una secuencia de hermosas playas, reparadas por grandes acantilados.
Playa Sholl, Cabo Curioso, Playa de los Caracoles, Playa de Drake, Garganta del Diablo y Playa La Mina conforman el encadenamiento paisajístico que destaca a San Julián entre los destinos turísticos santacruceños.