En la localidad de Lagunas de Guanacache, pleno desierto de Lavalle, por ruta nacional N° 40, en dirección a San Juan, aproximadamente a 75 km. de la ciudad de Mendoza, parte hacia el este, el camino a San José. A los 30 km. existe una huella hacia el norte, por la que, tras recorrer unos 20 km., se llega a la capilla. El viaje puede hacerse en avioneta.
Luego de su visita a la provincia de Cuyo, en 1601, el Obispo de Chile, Fray Juan Pérez de Espinosa, dispuso la creación de once parroquias o doctrinas en parajes de indios, para su evangelización, ya que sólo había sacerdotes en las ciudades de San Luis, Mendoza y San Juan.
Entre esas once parroquias estaba la de las Lagunas de Guanacache, cuya población aborigen era la principal de la tribu de los Huarpes.
Hoy la zona es desértica, y la Capilla, en la que se venera la imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Mendoza, es un punto de encuentro y centro de peregrinación para la población dispersa. Forma un conjunto con el cementerio anexo y un pequeño caserío, sobrevivientes de lo que fuera un extenso ecosistema de lagunas encadenadas que conectaban las cuencas de los Ríos San Juan y Mendoza, poblado desde tiempos prehispánicos.
La Capilla que se conserva, construida después de que la anterior resultara severamente dañada por el terremoto de 1861, es un valioso exponente de la arquitectura religiosa popular. De formas simples, tiene una única, estrecha y profunda nave construida en adobes, con techo de cañizo y torta de barro y paja. Se supone que el ábside fue agregado en la reconstrucción, y que originalmente la entrada estaba en la actual cabecera, de ahí que los campanarios, con sus bóvedas y el coronamiento del testero, se encuentren allí.
Actualmente se accede a la Capilla desde un pequeño nartex formado por un arco frontal y dos laterales. Sobre éste, un coro alto abre al pequeño balcón con alero, que se utiliza para oficiar misas al aire libre.